domingo, 20 de julio de 2008

Proyecto de explicación

La verdadera vida es la ficción que nunca queremos leer, pero que necesitamos leer. No necesito explicar lo dulce que a veces resulta la existencia en un pastizal o sentado bajo un bosque de eucaliptos. Lo agradable que es sentir el viento marino en el desierto y lo excitante de las noches solitarias bajo esas estrellas.

No puedo negar lo agotador de la rutina eterna, lo insignificante que resulta ser el trabajo. Tampoco escapa de mi conocimiento lo irritante de la angustia y el pánico. Me es imposible explicar lo pálido y tenebroso que se ven algunos caminos. No puedo olvidar lo horriblemente bello que son las amanecidas en el Océano ni las caricias de una lluvia tropical.

Como puedo decir que quiero leer aquella ficción en que brotan lagrimas por la sequedad de mis parpados. Como es posible explicar eso.

Todo esto sólo me recuerda una frase que escuche de un ebrio semi-anónimo, en ese bar campestre de Mala Senda, “Lo único universal es que respiramos y dejamos de respirar”. Por último, el sol se vuelve a cubrir bajo un manto temiblemente conmovedor; creo que ya es hora de leer.

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