
Dualidad
Caminando por las calles de barrios bravos, como la famosa sinfonía agridulce, sin darme cuenta entro por un callejón opaco. Un lugar oculto donde se esconden las sombras de esta ciudad. Aquí yacen las paradojas y contradicciones, logro divisar a Tellier abandonado por su vino. Se ve también a Alquinta haciendo playback, todos son una farsa entre vidrios y espejos rotos. Las putas son selectivas en esta esquina y los lanzas honestos; nada tiene sentido.
El mundo funciona de incongruencias, mientras me siento observado sobre mi hombro. Me doy vuelta a encarar esa sombra y solo veo mi reflejo en unos de los espejos dispersados por las ventanas. Pero algo se esconde bajo esa imagen y suciedad, algo se asoma en el fondo de mis ojos…
Tantas personalidades creadas, tantos nombres inventados. Escapando tantas veces de mí, ¿Será posible que esos nombres hayan escapados de su matriz binaria?, ¿Es posible que sea Luís Moriarty quien se asoma? Es el principio del desdoblamiento, cuando tus nombres se apoderan de tu ser es lo que se llama evolución.
Si en este callejón las incongruencias pasan, es posible que me transforme en mi propio Malkovich. Absorto en esta idea, el sol calienta sin quemar, los autos desaparecen… me sujeto contra la pared que deja de existir mientras Moriarty grita úsame, bébeme, cómeme, intoxícate. Me doy cuenta que la matriz no existe, que los binarios son ilusiones todo viene del interior, del subconsciente. Yo soy Moriarty…. Pero no lo soy ¿o sí? Las dudas explotan en mi cabeza, la luz aumenta los gritos se transforman en zumbidos. Pupilas dilatadas, mis ojos cambian de color de nuevo, colapso… Nada.
Una voz me susurra “despierta”, amodorrado logro incorporarme en una pieza desconocida. La voz me dice “tranquilo ya todo esta bien, Luís”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario