jueves, 27 de mayo de 2010

Cenizas

I

Los Días

Los días cada vez son más largos, sólo se escucha la saturación del aire. Los pocos que quedamos casi no recordamos el habla ni las chispas.

Ellos caminan por la Tierra, simulan la normalidad mientras se alimentan de la carroña de nuestros pares.

Un grito no ayuda en donde no hay nada más que decir, la resistencia fracaso. Sólo nos ocultamos, los días les pertenecen a ellos… y son cada vez más largos.

En la fría oscuridad de nuestro exilio sobrevivimos apenas por un suspiro, en la saturación de nuestro miedo solo respiramos. Antes de que ellos rondaran, nadie sabia la diferencia entre susurrar y callar.

Ya no queda mucho que decir

II

Sobrevivir

La noche fría como el infierno me abraza cada vez más fuerte, los aullidos y rugidos han dejado de escucharse. Un espasmo junto a un dulce calor en mis tripas me indica que es tiempo de sobrevivir. Remuevo las ramas y rocas de mi escondite, mientras busco en ese suelo yermo, en esas cenizas putrefactas alguna chispa de vida.

Sin meter ruido, sin hablar y menos gritar. Por que ellos siguen ahí aguardando los largos días, esperando a su próxima presa, esperando nuestra extinción.

Mi mundo agoniza con cada brisa, las cenizas se depositan en esta tierra muerta. Sigo buscando cualquier cosa en esta pesadilla interminable. Si solo fuéramos hechos de piedra.

Aguantando en un suspiro todo se reduce entre mi y ellos.


III

Personal

Con el puño apretado, con el silencio casi agotado. El frío cala los huesos esta noche, entre las cenizas, respirando hielo.

No hay tiempo que perder, es necesario seguir moviéndose y nunca asentarse. Ellos te pueden percibir, olfatean el miedo y la vida.

Ya no se ven estrellas en estas noches, las cenizas lo cubren todo. Cubren el cielo, la tierra, el alma y el calor.

Con un cuchillo gastado como seguro camino por alimento. Algo aún tiene que crecer por estos Lares.

Todos mis pensamientos en este desierto oscuro, el hambre come mis tripas y el calor es solo un mito, se escuchan sus pisadas… nunca su respiración.

Al final la vida siempre se tiene que abrir paso, la pregunta es si es mi vida o la de ellos.

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