Engaño Televisivo
La televisión otra vez me vende el paisaje de mujeres jóvenes que regalan simpatía. En playas soleadas donde todos somos estrellas de rock y mis textos son leídos. Entre esas visiones mis ojos se cierran cansados.
Luego de cinco horas de oscuridad el puto día me golpea. Todo es cuesta arriba bajo los soles fluorescentes, todo es demasiado brillante. La playa no es mas que fotos en la pared, los bronceados no son mas que grises violáceos y no hay mujeres jóvenes que regalen simpatía.
Los muros se achican pero no sufro claustrofobia, sólo siento coraje por el engaño televisivo… ¿Dónde se encontrará Tyler en este momento?
Necesito ayuda, la sociedad me come. Necesito beber, se me ha olvidado el sabor del buen alcohol, extraño a Santa Teresa.
El coraje me come las tripas, sólo coraje. No quiero saber de ojos grises ni verdes. Tampoco me interesan las historias de Liza o el pobre Miles, ya no compro esa mierda. Este es mi síndrome camboya personal, un eclipse que no veré me avisa que se acerca otro puto día más. Mejor me iré a engañar de nuevo con la televisión para pensar que existe algún lugar donde mis textos son leídos y las mujeres jóvenes en mini falda regalan simpatía en vez de ignorarme.