Esquina Eterna
Cada tarde, el sol sigue golpeando esa esquina donde nada ha cambiado. Las mismas sombras oscurecen la vereda y el mismo perro hace guardia, pero algo ya no es lo mismo. La sangre seca sigue en el pavimento, en el mismo lugar donde tu amante me encontró. La próxima vez estaré alerta cuando él este cerca.
Al final siempre termino en esta esquina, donde nada ha cambiado y aún así ya nada es lo mismo. Bajo estas malas sombras me preparo para un gran silencio, apoyado en este árbol me quemo sin mirar. Del otro lado de la calle otra historia comienza; el ciclo vuelve a nacer después de 20 años, en esta misma esquina. Mientras un gran ruido remece mis oídos, un rechinar insoportable me susurra… los engranajes del sistema siguen llamándome. Ahora sólo soy parte del paisaje gris de la calle eterna.